El 15 de diciembre terminó
la reparación de la base del poste averiado en El Saso.
Conociendo la forma de
pensar del secretario y la alcaldesa y el concejal de urbanismo (el trío de
gobierno), y los comentarios que suelen hacer a terceros ante cualquier incidente,
podemos estar agradecidos de que los desperfectos en la base del poste se
produjesen durante una de las muchas reparaciones en tuberías de este barrio,
ejemplarmente urbanizado según palabras del exalcalde villagrasa y del ex
consejero de la DGA Vicente.
Si el golpe a dicho poste
hubiese ocurrido durante la noche, o a cualquier otra hora en la que no hubiera
habido alguien presente, es más que posible que el trío de gobierno habría
comentado en el bar El Álamo y por las dependencias municipales que los
autores, a buen seguro, habrían sido alguno de los dos concejales del PP, o yo
mismo mientras colocaba micrófonos ocultos.
¿Y, con qué interés
podríamos haber hecho esto?
¿Para complicarle la vida a
la alcaldesa, víctima de todos nosotros que somos muy malos?
¿Para no dejar trabajar al
secretario, porque no hacemos más que presentar instancias? (Instancias que
nunca son contestadas, luego tanto trabajo no le debemos dar)
¿Para tratar de “reventar
el ayuntamiento”, como declaró el concejal de urbanismo de la alcaldesa
solanas?
Lo dicho.
Menos mal que lo rompió
quien lo rompió; que si no, facineroso ya tendría materia para lanzarse de
cabeza hacia un nuevo y “estrepitoso” ridículo.
El poste se queda como se
vé en la foto. Con una nueva base, que oculta la ferralla dañada, pero que nos
obsequia con un flamante bidón de Repsol para que nonos olvidemos que, a pesar
de todo ese dinero cobrado de más a cambio de unas obras de urbanización
vergonzosas para todos y rentables para algunos, El Saso es uno de los símbolos
que ejemplifica cómo se hacen las cosas en San Mateo. Tarde y mal.
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