Ayer, 2 de septiembre,
Heraldo de Aragón publicó un extenso artículo sobre San Mateo.
Concretamente, el asunto
principal de dicho artículo es el nuevo pabellón multiusos que está por
construir. Un proyecto del ayuntamiento socialista del ex alcalde Villagrasa,
que la ya exalcaldesa Solanas trato de usar en beneficio electoral propio
durante la pasada campaña para las elecciones municipales. También lo hicieron
así los socialistas, que supieron vender mejor el proyecto a los votantes, y
supieron también aprovecharse del apoyo que Solanas, la alcaldesa de “la
legalidad y la transparencia” les daba en comisiones de hacienda para que la
ejecución de este proyecto se aprobase y todos pudiesen atribuirse el mérito de
esta nueva obra pública.
Como ya sabemos, los
socialistas ganaron las elecciones con una campaña no exenta de curiosas
situaciones de matonismo electoral por parte de alguno de sus acólitos
(borracho reventador de mitin de los independientes incluido), y la alcaldesa
del PAR, demostrando su nula capacidad para cualquier cosa, acabó pasando a la
oposición. Cargo que no quiso tener y que transfirió a la segunda de su lista
del PAR siendo seguramente ésta la mejor decisión que haya tomado en toda su
carrera política.
Una vez vueltos al poder
los socialistas, y conociendo el comportamiento de la mayoría de los políticos,
que no suele ser precisamente el que coloca en primer lugar el interés de los
ciudadanos, y menos cuando hay sueldos públicos y/o de partido que defender, el
equipo de gobierno seguirá adelante con las obras del pabellón, que pretenden
vender como una infraestructura necesaria para el pueblo.
Siendo el pabellón
necesario o no, dependiendo de las interpretaciones y preferencias políticas de
cada uno, muchos opinamos que hay algunos problemas más acuciantes que resolver
en San Mateo. Problemas acuciantes que causan no pocos inconvenientes a los
vecinos de este pueblo y que no parece que hayan sido objeto de una voluntad
real de solución por parte de los políticos, y que soportan los habitantes de
San Mateo desde hace muchos años, y en algún caso décadas.
Pero el pabellón es el
símbolo político de una nueva era socialista. Un símbolo del que pretendió
aprovecharse Isidora Solanas a finales de su mandato y que, como algunos ya
preveíamos, ella no sería más que el instrumento necesario, es decir, el voto
que hacía falta para que la ejecución de la obra fuese aprobada y comenzase a
construirse en la última etapa de aquella legislatura 2011-2014 en la que unos
pocos, y no solo políticos, nos demostraron hasta qué punto la codicia y el
afán de poder pueden arruinar amistades, familias e incluso el futuro de
algunas vidas.
En el artículo del
Heraldo de Aragón de ayer el actual alcalde socialista muestra su inquietud por
conseguir recursos para acometer las distintas fases de las obras del nuevo
pabellón. Y así será durante el resto de legislatura. Pero mi vaticinio, que no
tiene apenas mérito si se cumple, porque no hay más que conocer un poco el
funcionamiento de la política, es que el pabellón se construirá durante el
resto de esta legislatura. Veamos por qué.
Como he dicho, cualquiera
que conozca un poco el funcionamiento de la política, que suele primar sobre
los intereses de los ciudadanos para cumplir, antes que cualquier otra cosa,
los intereses de partido, podrá imaginarse que si el PSOE quiere seguir manteniendo
el poder en San Mateo (lo que no debería costarles demasiado porque recién comenzada
la legislatura ya parece que en lugar de tener una mayoría de 6 sobre 11 ya
disponen de 9 sobre 11 con la única oposición de CHA) tendrá que presentar una
obra de pabellón acabada con la que deslumbrar a su propio voto lanar y al voto
elástico del PP y PAR, siempre dispuesto a apoyar lo que más les engorde el
bolsillo.
El PSOE conseguirá las subvenciones, porque el poder
socialista provincial y autonómico es muy consciente que este tipo de
inauguraciones son el pan y circo con el que entretener al pueblo; y el pueblo
en su gran mayor parte, solo quiere ser entretenido. Durante toda la
legislatura que está por cumplirse podremos leer artículos de lo que costará
conseguir subvenciones, de que las obras penden de un hilo, de que todo habrá
supuesto un gran esfuerzo por parte de un alcalde y un equipo de gobierno que
es lo mejor que le ha pasado a San Mateo desde que fuera fundado hace dos
milenios... pero el pabellón se terminará antes de las elecciones de 2019.
Para las elecciones de 2011, el socialista Villagrasa
inauguró el nuevo colegio, cuyas obras estuvieron “suspendidas” oportunamente durante
tiempo antes y coincidieron con el periodo electoral de aquél año.
Lo mismo sucedió con la residencia de mayores y el
consultorio médico, inaugurados “a tiempo” antes de las elecciones de 2007.
Y lo mismo sucederá con el pabellón para las elecciones
municipales de 2019.
Desde aquí me juego pincho de tortilla y coca-cola con
cualquiera que quiera dejar un comentario y aceptar mi desafío. El pabellón se
presentará al pueblo entre marzo y los primeros días de abril de 2019. No más
cerca de mayo, porque hay una ley que prohíbe las inauguraciones de pan y circo
en fechas más próximas a las elecciones.
Ya saben. Si alguno tiene agallas, pincho de tortilla
y coca-cola. Y si alguno prefiere alcohol, que se lo pague.
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