La sentencia está fechada el día seis de
mayo.
De la celebración del juicio yo
resaltaría lo siguiente:
La obsesión del abogado defensor, Sr.
Pinedo (el mismo abogado del secretario municipal Ángel Pueyo y de Isidora
Solanas, alcaldesa de “la legalidad y la transparencia”) quien pretendió basar
su defensa en que la culpa de los insultos de Villagrasa contra la funcionaria
municipal eran de Edmundo Núñez, de quien esto escribe, Miguel Sala, y de los
blogs que llevan años publicando documentación.
¿Fue un argumento preparatorio, aunque
fallido, para usarlo también en el próximo juicio del 10 de junio con el
secretario municipal como acusado?
En conjunto, el testimonio de los
testigos llamados por la defensa de Villagrasa fue, en mi opinión, absurdo.
El actual candidato José Manuel González
Arruga habló, sin que supiéramos bien a qué cuento venía, de Lindisam SL y lo
que él aseguraba, tal y como hicieran en el pasado sus compañeros de equipo de
gobierno encubierto la alcaldesa de la legalidad y la transparencia y el
concejal ya condenado en firme por apropiación indebida continuada, que tanto
Edmundo Núñez como Sonia García habían conseguido documentación de tal empresa
por medios irregulares. Como ya dije en el meeting del pasado día 18, o el Sr.
González miente al asegurar semejante cosa, lo que es muy creíble si nos
atenemos a la campaña electoral basada en calumnias que viene desarrollando las
últimas semanas, o bien ha sido engañado, lo cual no le disculparía dado que
cualquier persona inteligente, que es por lo que él se tiene, habría tratado de
verificar tales extremos.
Como “testigo estrella” de Villagrasa se
presentó Jesús Sala; el teniente de alcalde de Isidora Solanas, lo que viene a
demostrar, como tantas y tantas otras cosas, que en realidad son todos,
socialistas, PAR y PP condenado, un solo equipo que se mueve por los juzgados a
las ordenes del secretario Ángel Pueyo. Un Jesús Sala defendido desde hace unos
años a ultranza por el propio secretario y por el actual candidato socialista a
la alcaldía. Nadie se hubiera creído, entre lectores y participantes del foro,
que el propio “narsés” acabara por rendirse genuflexo ante el “secretario
nacional del movimiento, el caudillo, el 2300 e incluso ante el anterior
presidente de El Saso.
Entre titubeos, el protegido por la
alcaldesa de “la legalidad y la transparencia” trató de defender a su otrora
odiado Villagrasa asegurando, ante la mirada escéptica del tribunal, que había
visto “contabilidad municipal en un ordenador de casa de Edmundo Nuñez; que yo
mismo le había asegurado que estábamos confabulando contra el gobierno
municipal socialista, y que alguien de la sede del PP de Zaragoza le había
dicho que “una chica alta”, refiriéndose veladamente a la funcionaria Eva
Paesa, había dejado un sobre anónimo con información municipal al la atención
de Edmundo Núñez.
Pero lo que ignoraba u ocultaba este
mentiroso compulsivo, ya condenado, que prestaba semejante testimonio para
defender a un exalcalde también condenado ya en 2012, es que la recepcionista
del PP de Zaragoza, respondió con un lacónico “no lo sabemos” cuando Edmundo
Núñez preguntó quién había dejado ese sobre a su atención.
Aún más: Lo mismo le respondieron al
agente de policía quien fue a recoger dicho sobre, por precaución. Así que de
“chica alta” nada. Una vez más, el testimonio de Jesús Sala no vale ni el papel
en el que se escribe.
El alegato final del abogado de la
acusación fue pronunciado en la misma línea que los interrogatorios a los
testigos de la defensa de Villagrasa. Conciso y directo.
El del abogado defensor fue precipitado,
demasiado extenso, tropezado y haciendo de los insultos y acusaciones de
Villagrasa una defensa a la libertad de expresión que poco tiene que ver con
sus delirantes argumentos cuando me careé con él por la denuncia de la
alcaldesa “legalista y transparente” y su jefe el secretario, cuando al abogado
le parecía extremadamente grave que yo llamase a doña Isidora “la domestica del
secretario”. Un abogado incongruente que luego, en pasillos no duda en quejarse
de su propio cliente calificándolo como “palizas”.
Y de las palabras finales de Villagrasa,
victimistas pero sin el menor arrepentimiento, yo destaco su mensaje de que “me
voy de la política porque quiero”. Entre tanto cuento, seguramente no recordaba
el escrito elevado al juez pocos días antes por la defensa del propio
Villagrasa, en el que se pedía el cambio de fecha de juicio para que el proceso
no afectase a su credibilidad política.
Villagrasa puede sentirse agradecido de
que la acusación no le sacase los colores recordando sus burdas y zafias frases
machistas tales como que “la funcionaria se tocaba el perejil en su puesto de
trabajo”. Puede sentirse agradecido de que la acusación haya sido mucho más
elegante que su defensa.
Y los otros cuatro concejales
socialistas, tres de los cuales repiten en la candidatura a las elecciones,
pueden sentirse agradecidos también de que el juez les exonerase de toda
culpabilidad al haber estampado sus firmas en sendas mociones en las que el
socialismo en pleno acusaba a la funcionaria de cometer espionaje. Como digo,
fueron exonerados, por entender el juez instructor que obedecían ordenes de su
jefe político. Pero sus firmas acreditan que ellos también acusaron en falso. Y
un acusador en falso es el que opta a la alcaldía de San Mateo actualmente.
Otra sentencia demoledora que tira por
tierra la prepotencia del condenado y su forma chulesca de hacer política,
junto con sus compañeros de partido, como ya hiciera aquella otra sentencia que
le condenó por temeridad y mala fé al denunciar a 13 vecinos que pedían las
cuentas de El Saso que él, como alcalde, y su jefe el secretario, se negaban a
dar a dichos vecinos, y que tuvieron que entregar por mandato de un juzgado. Un
exalcalde que no aprende, y que en pasillos, a la salida del juicio, entre sus
compañeros, se refirió a mí como “el hijoputa que escribe en el foro”
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