Era un asunto que muchos
daban por finiquitado.
Alguien forzó la puerta
del ayuntamiento en la noche del 29 de marzo de 2013.
No se llevó ordenadores,
ni otros aparatos, ni ningún objeto de valor real, según declararon a la
Guardia Civil la entonces alcaldesa “de la legalidad y la transparencia” Teresa
Isidora Solanas, su protegido concejal tránsfuga y posteriormente condenado por
el Tribunal Supremo Jesús Sala Gómez, y el secretario municipal Ángel Pueyo
Fustero, denunciador sistemático de opositores y vecinos y verdaderamente “apreciado”
por no pocos trabajadores del ayuntamiento.
Según contaban los
mismos, el ladrón se llevó un pendrive que contenía la contabilidad de las obras
de urbanización del barrio El Saso, y poco más.